24 de octubre de 2011

Quizás me pasé de realismo...


Cuando yo tenía unos seis años, mi padre nos llevó a mi hermana y a éste que da teclas, a un museo de cera cuya temática principal eran los monstruos. No puedo decir exactamente cuántas pesadillas tuve desde aquella genial idea distractoria paterna, pero si me dan unos minutos, os podría nombrar a drácula, el monstruo de las siete lunas, frankenstein, la malvada bruja del oeste, y demás aberraciones...
Y 38 años más tarde, como padre me enfrento a la tarea de organizar una fiesta de Halloween para Oliver y sus amigos de 5 años. Estoy tan feliz acabando mi obra cuando Marta entra, la examina y me dice: No se asustará Oliver viéndose así? Cómo puedes hacer eso a una foto de tu hijo? En fin, me quedé mirando la invitación y me dije: Igual, acaban todos los amiguitos de Oliver llorando y balbuceando entre mocos: mamá, tengo miedo de Oliver, su primo zombie y su prima la bruja. No quiero ir a la fiesta...
De todas maneras, están todos invitados. Venir disfrazados y con la cabeza bajo el brazo. Bu!

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