13 de octubre de 2011

En el arroyo de canencia y con poca concurrencia

Ayer, día de la hispanidad, de la virgen del pilar  -esa que lleva una peineta gigante de oro y tiene un muñequito en brazos-, del descubrimiento y de todo lo que usted buenamente crea conveniente celebrar, nosotros, y en este caso me refiero a Chiki y sus hijos, y Oliver junto al que da teclas en este instante; nos fuimos hacia la sierra escapando del calor sin conseguirlo (30º en pleno octubre) y llegamos a un embalse pequeño del arroyo canencia, a 50 km de madrid y con escasa concurrencia.
La familia Alonso pronto se arrojó a las gélidas aguas mientras que los Merlin observábamos desde la costa y despeñábamos rocas aunque no sobre ellos. Luego, tras larga presión de los niños hicimos un pequeño fuego controlado por expertos del cuerpo de bomberos, para acabar rematando la faena con un paseo por la orilla del mencionado curso líquido sin lograr que ninguno de los infantes retorne con las zapatillas o el culo secos. Otra agradable jornada de campo a cuenta de la buena de la virgencita del pilar. Gracias, pili.






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